EL DÍA QUE TU EGO SE QUEDÓ SIN APLAUSOS

El ego quiere reconocimiento, pero el alma solo quiere paz.

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Nos educaron a vivir como perros de circo: haz un truco, recibe una galleta. Desde niños, nos entrenaron con estrellitas doradas, medallas, likes y “qué bien lo hiciste”. Así, confundimos el amor con aplausos, el valor con diplomas, la identidad con reconocimiento.

El ego vive de eso. Se alimenta de miradas, de validaciones, de la sensación de que alguien más te diga: “existís porque yo te veo”. Y claro, cada vez que no lo recibe, muere de hambre.

Pero el alma… el alma no necesita testigos. Ella no negocia su valor con aplausos. No necesita performance ni escenario. El alma no busca ser alguien; sabe que ya es todo.

El ego habla así:

  • “¿De qué sirvió si nadie lo vio?”

  • “Si no lo subo a Instagram, ¿cuenta?”

  • “Si no me agradecen, ¿qué sentido tiene?”

  • “Si no me reconocen, ¿para qué esfuerzo?”

El alma responde:

  • “Cuenta porque lo viví.”

  • “El instante existe aunque nadie lo grabe.”

  • “El amor no se mide en gracias, sino en presencia.”

  • “El sentido está en hacerlo, no en que lo premien.”

¿Lo ves? El ego quiere premio, el alma quiere paz.

La trampa es brutal: hacemos todo esperando palmaditas invisibles. Cocinamos esperando un “qué rico”. Trabajamos esperando un bono. Ayudamos esperando gratitud. Publicamos esperando un like. Y cuando no llega, la frustración nos devora.

¿Sabes lo peor? Que incluso cuando llega, dura segundos. Hoy te aplauden, mañana te olvidan. Hoy te celebran, mañana te critican. Hoy te suben al podio, mañana te derriban. ¿De verdad quieres seguir atado a esa montaña rusa emocional que nunca termina?

La libertad empieza cuando haces algo sin contarlo. Cuando ayudas y no lo publicas. Cuando creas y no lo mides en likes. Cuando das y no esperas nada de vuelta.

El ego grita: “¡Así no tiene sentido!”.
El alma susurra: “Ahora sí es real”.

Mira el contraste:

👉 Escenario 1: Limpias tu casa, cocinas, trabajas… y pasas el día con la ansiedad de que alguien te diga “qué bien lo hiciste”. Si no lo dicen, la amargura llega.

👉 Escenario 2: Haces lo mismo, pero al terminar te sientas a respirar, a disfrutar tu propio espacio, a sentir la plenitud de lo hecho. Nadie lo aplaude. Y aún así, sonríes.

Ese segundo escenario es la vida sin ego. Una vida donde la acción ya es la recompensa.

El viento no necesita aplausos para refrescar.
El sol no pide reconocimiento para brillar.
El río no mendiga gracias para saciar la sed.

Y tú tampoco lo necesitas. A menos, claro, que sigas identificándote con tu ego.

El verdadero poder no está en brillar más que los demás, sino en no necesitar brillar. En servir sin testigos. En crear sin vitrina. En amar sin contrato.

El ego busca ser alguien.
El alma, en cambio, ya es todo.

Y aquí va el cachetazo de guante blanco: si todavía necesitas que alguien lo note, no lo hiciste desde el alma. Lo hiciste desde la herida.

Duele aceptarlo, pero libera.

Actuar sin ego no es desaparecer. Es vivir tan ligero que ningún halago ni insulto te atrapan. Es fluir como el agua, soplar como el viento, crecer como el bambú. Estás, sirves, aportas… pero no te pertenecen.

Cuando ya no necesitas aplausos, nadie puede manipularte. Ni el jefe con un bono, ni la pareja con un elogio, ni el público con un like. Eres libre.

Si este texto te incomoda, es tu ego revolviéndose. Si te alivia, es tu alma respirando. Y si lo compartes, que no sea por validación, sino porque sabes que alguien más necesita este espejo.

Sección de Coaching

Pregúntate con honestidad:

  • ¿Cuántas veces haces algo solo para ser reconocido?

  • ¿Qué tanto depende tu paz de que alguien más te diga “bien hecho”?

  • ¿Te duele más que te critiquen… o que te ignoren?

El ego siempre quiere ser alguien: el mejor, el más visto, el más querido. Pero el alma solo quiere ser. Sin títulos, sin trofeos, sin aplausos. Solo ser.

La próxima vez que hagas algo, hazlo como el viento: invisible pero presente, sin dueño, sin necesidad de reconocimiento. Y observa qué pasa en tu interior cuando no esperas nada a cambio.

Sección de Desafío

👉 Desafío de 24 horas sin aplausos

Durante un día completo, haz cosas que nadie vea y no lo cuentes. Lava un plato, ordena un rincón, escribe una página, ayuda a alguien en secreto, siembra una planta, deja un mensaje anónimo, recoge basura en la calle. Hazlo sin subirlo a redes, sin contárselo a nadie, sin esperar un “gracias”.

Solo hazlo. Y nota cómo se siente tu corazón cuando la acción es suficiente.

Círculo gratuito y exclusivo para mujeres:
Todos los Martes por zoom | 9 am CDMX, 10 am Perú | 12pm Argentina:
https://chat.whatsapp.com/JINQfTLvukh8ZJULxHxGw8?mode=ac_t

PROGRAMA: TODO ESTÁ BIEN, PERO NADA LO ESTÁ

Abierta la inscripción. Comienza el Domingo 28 de Septiembre
Exclusivo para mujeres que realmente quieren despertar y no jugar a despertar.
Qué andan diciendo:

  • “Pensé que iba a leer un libro. Terminé viviendo una película donde yo era la protagonista… y no hubo vuelta atrás.”

  • “No es un programa para aprender. Es un espejo que te cachetea hasta que entiendes por qué tu vida no encajaba.”

  • “La experiencia más incómoda… y más liberadora que he tenido en mi vida.”

  • “Todo está bien, pero nada lo está no se lee. Se sobrevive. Y al sobrevivirlo… naces de nuevo.”

  • “Esto no es un curso… es un tsunami. Te revuelca, te rompe y del otro lado… despiertas.”